RENACIMIENTO:
Con el Renacimiento se produce un cambio de actitud y
mentalidad frente al conocimiento y la percepción del mundo. Para el Humanismo,
movimiento intelectual de la época, el hombre pasa a ser el centro de la
cultura y del pensamiento; esta consideración tiene un efecto importante para
el desarrollo de las artes, aunque en lo relativo a la danza, los cambios
vienen dados por la nueva organización social.
Las ciudades, dominadas por grandes señores y enriquecidas
por la burguesía, compiten entre sí en ofrecer espectáculos a los visitantes
extranjeros para mostrar su riqueza y poder. La danza recobra con estos
espectáculos su posición perdida.
Aparecen en este momento y en Italia los primeros manuales
prácticos de danza, siendo el primero de ellos de 1450, cuyo autor fue Domenico
Piacenza, considerado el primer coreógrafo de la historia. En su tratado, “De
arte saltandi et choreas ducendi”, Piacenza establece ya los elementos
fundamentales de la danza:
·
el compás de medida (musicalidad),
·
la manera (carácter del bailarín e
interpretación),
·
la memoria (fijación de pasos y evoluciones),
·
la división del terreno (el espacio)
·
el aire (calidad del salto).
También clasifica los
pasos de la danza en naturales (como el andar) y accidentales (paso corrido,
cambio de pie, etc.). Este tratado teórico vino motivado por la práctica
habitual de la danza en medios cortesanos y populares.
Por esa misma época y por influencia italiana, se produce en
Francia el nacimiento del ballet
comique, que será el antecesor del ballet moderno. Su introducción en Francia
se debe a Catalina de Médici, esposa del Duque de Orleans. El ballet comique era un gran espectáculo
cortesano para recepciones de embajadas y grandes invitados, donde predominaba
el diseño espacial sobre la creación de pasos; los bailarines no precisaban
unas cualidades físicas especiales, sino que su actuación requería decoro,
elegancia y porte.
Se considera el primer ballet de la historia, la
representación del Ballet Comique de la
Reine Louise, en 1581, dirigido por el francés de origen italiano Balthasar Beaujoyeulx. Duraba cinco
horas y narraba la historia de la hechicera Circe. Su principal valor era la unidad
temática y artística; representaba la unión culminante de los gustos italianos
y franceses en estética coreográfica.
El siguiente tratado sobre danza fue debido a Thoinot
Arbeau; ha llegado hasta nosotros y en él se encuentran descripciones de pasos,
posturas y movimientos aún en vigor en algunas escuelas de danza. Establece una
estrecha relación entre la música y la danza y dedica gran atención a la
geometría coreográfica.
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