EDAD MEDIA:
En la Edad Media, la danza estuvo muy apartada del
desarrollo de las demás artes, debido a la fuerte influencia religiosa de la época,
con sus rígidos conceptos respecto a la división del cuerpo (asociado con el
pecado) y el alma (asociada con el bien y la pureza). Poniendo la danza como un
rito pagano.
Sin embargo, las prohibiciones no tuvieron efecto real, pues
tanto el pueblo como los cortesanos siguieron bailando en sus celebraciones. En
esta época se produce la separación entre la danza de corte y la popular, lo
que perjudicó al desarrollo de la danza como actividad artística.
En las cortes aristocráticas se dieron las «danzas bajas»,
llamadas así porque arrastraban los pies, de las que se tiene poca constancia.
Floreció la danza
popular, eso sí, en lo que conocemos como folclore. Muchas de las danzas
folclóricas conservadas actualmente tienen su origen en estas danzas medievales
de creación popular, provenientes de ritos y fiestas paganas (de guerra, de
trabajo, de cortejo), que se realizaban a pesar de la prohibición eclesiástica
o precisamente contra ella. Las celebraciones populares dieron lugar a gran
número de danzas, entre las que destacan las llamadas moriscas, de origen
hispano-musulmán. Otras modalidades fueron: el carol, el estampie, el branle,
el saltarello y la tarantela.
Sólo las llamadas “danzas de la muerte” tenían relación con
la iglesia que las protegía. Han sido descritas como una danza a base de saltos
en la que se grita y convulsiona con furia hacia un esqueleto, para arrojar la
enfermedad del cuerpo.
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